Las empresas japonesas se oponen a la subida de tasas y enfrentan la crisis arancelaria.

En un momento crucial para la economía japonesa, las empresas nacionales expresan una fuerte oposición a la continua subida de tasas de interés del banco central. Según una encuesta reciente publicada a mediados de mayo por Nikkei Research, casi dos tercios de las empresas japonesas solicitan claramente que el Banco de Japón suspenda los incrementos de tasas, y un 10% de ellas incluso aboga por una reducción de las tasas. Esta solicitud resalta las múltiples presiones a las que se enfrenta la economía japonesa, especialmente por la incertidumbre de las políticas arancelarias del gobierno de Trump en Estados Unidos.
La encuesta abarcó a 504 empresas, de las cuales 224 optaron por responder de forma anónima. Los resultados muestran que el 65% de las empresas piden una pausa en las subidas de tasas, el 10% apoya una disminución, y solo el 25% está a favor de continuar con las subidas. Tras la inesperada contracción del PIB en el primer trimestre de Japón, la confianza empresarial se ha visto claramente afectada.
Aranceles de Trump generan incertidumbre estratégica
Los ejecutivos de las empresas expresaron de manera general su confusión respecto a la dirección de las políticas estadounidenses. Un ejecutivo del sector servicios confesó que las políticas arancelarias de Trump son como "una nube difícil de disipar" que interfiere con la toma de decisiones empresariales. Algunas empresas de manufactura y exportación electrónica están particularmente preocupadas por el "doble golpe" de los aranceles y la apreciación del yen, enfrentando la presión de mayores impuestos en EE. UU. y la compresión de beneficios debido a la apreciación de la moneda local.
63% de las empresas prevé un impacto en sus ganancias
Las expectativas de ganancias también muestran señales alarmantes. Alrededor del 9% de las empresas encuestadas prevé enfrentar un "impacto negativo severo", mientras que un 54% anticipa un "impacto moderado", sin ninguna empresa esperando beneficios de los aranceles. Este pesimismo está obligando a algunas empresas a trasladar costos a los consumidores, pero tal medida podría sofocar aún más la demanda interna.
Un ejecutivo de una empresa química señaló: "Estamos estrechamente vinculados a la exportación de automóviles japoneses, y si las ventas de automóviles disminuyen, nuestros pedidos también se reducirán rápidamente." La encuesta también descubrió que, al enfrentar presiones sobre los beneficios, la mayoría de las empresas opta por mantener su estructura operativa sin cambios, solo ajustando sus estrategias en el área de ventas.
Desacuerdo significativo sobre el momento de subir tasas
Entre las pocas empresas que apoyan el aumento de tasas, hay un significativo desacuerdo sobre cuándo debería suceder: el 42% cree que debería esperarse hasta el cuarto trimestre de 2025 antes de tomar medidas, mientras que el 36% opina que ya en el tercer trimestre de este año debería elevarse la tasa. Esta discrepancia refleja una falta de consenso sobre el ritmo de la recuperación económica.
Un responsable del sector de maquinaria señaló: "Subir tasas ahora podría sofocar la recuperación incipiente, pero esperar demasiado podría dejar la inflación fuera de control." Este "dilema" hace que la formulación de políticas monetarias sea aún más compleja.
Presión para aumentar salarios y crisis demográfica coexistiendo
A pesar de las presiones sobre las ganancias, el 83% de las empresas afirma que no ajustará sus planes de aumento salarial. La razón es que Japón enfrenta un grave problema de escasez de mano de obra. Las empresas declaran que mantener una estructura salarial competitiva es "la línea de supervivencia", de lo contrario, no podrán retener ni siquiera contratar personal básico.
Un alto ejecutivo de una empresa de fabricación de maquinaria admitió: "Incluso frente al riesgo arancelario, no podemos detener el incremento salarial. La escasez de talento es una crisis más urgente que la caída de beneficios."
Banco de Japón atrapado en un dilema político
Economistas advierten que el Banco de Japón sigue un camino político plagado de riesgos. Por un lado, las presiones inflacionarias y la fluctuación del yen exigen una salida gradual de la política ultraexpansiva; por otro lado, el riesgo de contracción económica y aranceles externos requiere con urgencia apoyo monetario. Analistas consideran que el dilema actual de Japón es un problema estructural complejo formado bajo la presión interna y externa.
Con la decisión sobre las tasas de interés de la Reserva Federal de EE. UU. que se avecina en junio, el entorno monetario global cambiará nuevamente. La manera en que el Banco de Japón decida equilibrar sus decisiones en este contexto determinará en gran medida si la tercera mayor economía del mundo caerá en el peligroso territorio de la "estanflación".


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